
Foto de ensayo de Tres hermanas
La esperanza de un cambio positivo en la naturaleza humana: Vershinin como idealista es su principal portavoz, sin embargo la estructura de la obra está diseñada para debilitar al personaje. En más de tres años que dura la obra no se produce el mínimo cambio positivo. ¿Es una obra nihilista? ¿Un anticipo a Becket? ¿A “no puedo proseguir, seguiré” (“I can´t go on, I´ll go”) de Esperando a Godot? Los personajes Chebutikin y Solioni sí son nihilistas, pero no es el punto de vista de la obra. En ella el tiempo existe, pero no para perderlo. No es una obra donde “no hay nada que hacer”, es una obra donde “nadie hace nada positivo para cambiar” y hacen de su vida un absurdo. Chejov nos dice que no perdamos el tiempo de la forma que lo hacen los personajes.
El tiempo, lejos de ser estático, corre tan rápido que los personajes se desconciertan con su velocidad. Ejemplo: Andrei al final de la obra: “¿Dónde se ha ido mi pasado…?” Chebutikin le comenta a Andrei al final el acto 2º: “…la vida ha pasado como un relámpago”. Y el temor atávico por el paso del tiempo en las tres hermanas es evidente en toda la obra. Es un drama lleno de ironías amargas y muchos momentos cómicos. Revela un mundo en el que la gente está perdida y sobrellevan sus fallos construyendo fantasías de futuros felices o refugiándose en el cinismo o pretendiendo que todo está bien, que no es necesario un cambio, como piensa Kuliguín. No es una obra revolucionaria ni reaccionaria, es profundamente humanista y esperanzadora. Pero sobre todo dibuja a unos personajes que, incluso en los momentos más bajos, aunque no hacen nada por cambiar, encuentran la fuerza para levantarse al nivel de sus sueños sobre el futuro feliz de la humanidad, como Andrei en su monólogo final: “El presente es odioso, pero cuando pienso en el futuro…”Juan Pastor